VAGINA

La vagina es un conducto fibromuscular elástico, que forma parte de los órganos genitales internos de la mujer, y se extiende desde la vulva hasta el útero. La apertura externa vaginal puede estar parcialmente cubierta por una membrana llamada himen. La vagina se extiende desde dicha apertura hasta el cérvix (cuello uterino). La vagina permite las relaciones sexuales y el parto; además canaliza el flujo menstrual, que ocurre periódicamente como parte del ciclo menstrual.

La localización y estructura de la vagina varía entre especies, y puede variar en tamaño dentro de la misma especie. Al contrario que los mamíferos machos, que normalmente tienen el meato urinario como la única abertura para la micción y la reproducción, las hembras tienen la abertura de la uretra para la micción y la vaginal para el tracto genital. La apertura vaginal es mayor que la urinaria que está más abajo, y ambas están protegidas por los labios en las humanas.

Etimología y definición

La palabra vagina proviene del latín vāgīna, literalmente "vaina"; su plural es vaginae. También se denomina a la vagina como el canal de parto en el contexto del embarazo y nacimiento. En algunas palabras científicas se usa el prefijo colpo- (del griego kolpos, 'regazo') para indicar vagina, como en colporragia, flujo de la vagina.

Estructura

Desarrollo

 
Aparato genital femenino. Corte sagital.

La placa vaginal, precursora de la parte inferior de la vagina, es el crecimiento de tejido que da lugar a la formación de la vagina; se localiza donde las puntas sólidas de los conductos de Müller se introducen en la pared dorsal del seno urogenital como la eminencia Mülleriana. El crecimiento de la placa no tiene trabas, ya que separa significativamente la cérvix y el seno urogenital; posteriormente, las células centrales de la placa se deshacen para formar el lumen vaginal. La vagina no se forma como canal hasta las 24 semanas de embarazo. Si no consigue desarrollarse completamente, se pueden formar septae, que pueden ocasionar obstrucciones del tracto de salida en el futuro.

En ausencia de testosterona durante la diferenciación sexual en humanos (desarrollo sexual de las diferencias entre mujeres y hombres), el seno urogenital permanece como vestíbulo de la vagina, los dos pliegues urogenitales forman los labios menores, y la hinchazón labio-escrotal crece para formar los labios mayores.

La vagina humana se desarrolla como un canal elástico muscular que se extiende desde la vulva al útero. Es de color rosa rojiza, y conecta la vulva superficial con la cérvix del útero profundo. La vagina se encuentra detrás de la uretra y la vejiga, y se extiende a través del periné superiormente y después hacia la cérvix; la cérvix sobresale dentro de la vagina en un ángulo de aproximadamente 90º. El orificio vaginal y la apertura de la uretra están protegidos por los labios.

Forma y dimensiones

En estado de reposo, la vagina es aplanada, y sus paredes se aplican una a otra en toda su extensión menos en sus extremidades.

 
Vista del tramo inicial de la vagina, tras los labios menores
1. Prepucio.
2. Glande del clítoris.
3. Uretra.
4. Vagina.
5. Labios mayores.
6. Labios menores.
7. ano.

La longitud de la vagina en humanos varía de 8 a 11 cm como promedio. Tiene en su cara anterior una longitud de 7 cm, mientras la posterior, que es la más larga, mide 9 cm. Sin embargo puede dilatarse, aumentando su longitud tres o cuatro centímetros más.

Túnica mucosa

La túnica mucosa forma bastantes pliegues llamados arrugas vaginales, diferentes en su forma y grosor según la especie, y en ocasiones llega a cerrar por completo la luz vaginal. Tiene dos capas: el epitelio y la lámina propia.

El epitelio es mucoso plano estratificado con grosor variable. La lámina propia es el tejido laxo conjuntivo que une el epitelio con las capas musculares. En su zona profunda existen fibras más gruesas y vasos de mayor calibre. Estos vasos irrigan las llamadas cavernas vasculares, que forman el tejido eréctil.

En el epitelio vaginal se encuentran las células eosinófilas que segregan y descomponen el glucógeno en monosacáridos durante la fase proliferativa o folicular. La flora bacteriana (bacilos de Döderlein) lo transforma en ácido láctico, que confiere el carácter ácido a la vagina. Durante la fase secretora o luteinizante, el grosor de esta capa disminuye considerablemente, y predominan las células basófilas, junto con leucocitos. TAmbién se modofica la flora bacteriana, y el pH aumenta. Los leucocitos de la lámina propia sirven como primera barrera defensiva contra las infecciones.

En las hembras que presentan celo estacional, la luz vaginal está cerrada durante la fase proliferativa. Gracias a los cambios en las secreciones vaginales durante la fase secretora, que favorecen la movilidad y la supervivencia de los espermatozoides, es más fácil que se produzca la (concepción). Estos cambios pueden disminuir la capacidad defensiva del epitelio vaginal, de hecho, es durante la fase secretora cuando se producen más infecciones bacterianas. La ausencia de ácido láctico parece ser la causa más importante.

Túnica muscular
Pared vaginal humana. Imagen digital a través de un microscopio.
 
Pared vaginal humana. Se aprecian la túnica mucosa, la muscular y la adventicia. Imagen digital a través de un microscopio.

El músculo liso posee dos estratos diferenciados: uno interno, compuesto de fibras circulares, y uno externo, más grueso, compuesto de fibras longitudinales.

El músculo bulboesponjoso forma el esfínter que cierra la vagina. Se trata de células musculares esqueléticas.

Túnica adventicia

Se trata de tejido conectivo laxo, que contiene un gran plexo venoso.

Microbiota vaginal

La vagina es un ecosistema dinámico que vive cambios a largo plazo, desde el nacimiento a la pubertad y desde la menarquía a la menopausia. La microbiota vaginal saludable consta de especies principalmente aerobias. El género más abundante es Lactobacillus, principalmente sus especies L. crispatus, L. jensenii y L. gasseri. Bajo la influencia de hormonas, tales como el estrógeno, la progesterona y la hormona foliculoestimulante (FSH), el ecosistema vaginal atraviesa cambios cíclicos o periódicos. El pH medio vaginal varía significativamente durante la vida de una mujer, de 7.0 en chicas premenárquicas, a 3.8-4.4 en mujeres en edad reproductora, a 6.5-7.0 durante la menopausia sin terapia hormonal, y 4.5-5.0 con terapia de reemplazo de hormonas. Factores importantes para estas variaciones son el estrógeno, el glicógeno y los lactobacilli.

Irrigación

El tercio superior de la vagina está irrigado por las ramas vesico-vaginales y cervico-vaginales provenientes de la arteria uterina. Las primeras emergen antes de que la arteria uterina cruce por delante del uréter de su mismo lado, mientras que las segundas se originan después de que la arteria cruza el uréter. El tercio medio de la vagina es irrigado por la arteria vaginal, rama de la arteria hipogástrica. La arteria hemorroidal media, y algunas ramas de la arteria pudenda interna que arranca de aquélla, contribuyen a irrigar el tercio inferior de la vagina.

Funciones de la vagina

Secreciones

La vagina es la vía para que el sangrado y tejido menstrual abandone el cuerpo. Se utilizan tampones, copas y compresas para absorber o recoger esos fluidos. El flujo vaginal proviene del útero, el cérvix, y de las propias secreciones del epitelio vaginal. Las secreciones aumentan durante la excitación sexual, la ovulación, la menstruación, y durante el embarazo.

 
Mucosa vaginal normal versus menopausia.

Las glándulas de Bartolini, localizadas cerca de la apertura vaginal, fueron originariamente citadas como la fuente principal de la lubricación vaginal, pero posteriores estudios mostraron que solo son importantes durante la excitación sexual. La mayor parte de la lubricación vaginal proviene de la filtración de plasma de las paredes vaginales, lo cual se denomina transudación vaginal. La transudación vaginal está causada por la obstrucción vascular de la vagina (vasocongestión), que produce un aumento en la presión en los capilares. Esto causa la salida de plasma a través del epitelio vaginal.

Antes y durante la ovulación, las glándulas del cuello uterino secretan un moco cuya composición y consistencia difieren de la que se produce durante el resto del ciclo, y proporciona un ambiente alcalino y fértil en el canal vaginal favorable para la supervivencia del esperma. La lubricación vaginal disminuye con la edad la mujer, lo cual no implica que exista una patología, ni física ni psicológico. Tras la menopausia, se produce menos estrógeno, lo que causa que la pared vaginal adelgace significativamente. En cuertos casos, se puede corregir con terapia de reemplazo de estrógenos).

Actividad sexual

La concentración de terminaciones nerviosas cerca de la apertura vaginal suele producir sensaciones placenteras cuando es estimulada durante la actividad sexual, y muchas mujeres adicionalmente derivan placer de la cercanía y sensación de plenitud durante la penetración de la vagina. La vagina en sí, sin embargo, carece de terminaciones nerviosas, lo que comúnmente dificulta la habilidad de la mujer de recibir suficiente estimulación sexual, incluyendo llegar el orgasmo, únicamente de la penetración vaginal. Aunque algunos exámenes científicos de la inervación de la pared vaginal indican que no hay una única área con mayor densidad de terminaciones nerviosas, o que solamente algunas mujeres tienen mayor densidad de terminaciones nerviosas en la pared vaginal anterior, es común en las mujeres una elevada sensibilidad en la pared vaginal anterior.Estos casos muestran que el tercio externo de la vagina, especialmente cerca de la apertura, contiene la mayoría de la terminaciones nerviosas vaginales, haciéndola más sensible al toque que los dos tercios internos (o superiores) de la vagina. Esto hace que el proceso de dar a luz sea significativamente menos doloroso, porque un elevado número de terminaciones nerviosas implica que hay mayor posibilidad de dolor y placer.

El clítoris desempeña un papel en la estimulación vaginal; las investigaciones indican que forma un conglomerado de tejido con la vagina. Este tejido es quizá más extenso en unas mujeres que en otras, lo que puede contribuir a los orgasmos ocasionados vaginalmente.

Durante la excitación sexual, y particularmente con la estimulación del clítoris, las paredes de la vagina se lubrican. Esto ocurre tras diez a treinta segundos de excitación sexual, y va en aumento cuanto más tiempo esté excitada la mujer. Sirve para reducir la fricción o el daño que puede ser causado por la inserción del pene en la vagina durante la actividad sexual. La vagina se dilata durante la excitación, y puede continuar así en respuesta a la presión; al excitarse completamente la mujer, la vagina se expande en altura y ancho, el útero se eleva dentro de la cavidad pélvica, mientras que el cérvix se retrae, y se eleva por encima del suelo vaginal, todo lo cual aumenta el tamaño vaginal. Al contraerse las paredes elásticas de la vagina, con ayuda de los músculos pélvicos, para poder envolverse alrededor del pene introducido, se estimula al pene y se ayuda al hombre a experimentar un orgasmo y eyacular, lo cual a su vez permite la fecundación.

El punto G es un área de la vagina que se conoce como zona erógena. Se localiza en la pared anterior de la vagina, a escasos centímetros, en el interior, de la apertura, y algunas mujeres experimentan intenso placer, y a veces orgasmos, si esta área es estimulada durante la actividad sexual. Un orgasmo vía el punto G puede ser responsable de la eyaculación femenina, lo cual ha llevado a doctores e investigadores a creer que el placer del punto G proviene de las glándulas de Skene, el equivalente femenino de la próstata, más que de algún punto concreto de la pared vaginal; otros investigadores consideran que la conexión entre las glándulas de Skene y el punto G es más bien débil. La existencia del punto G, y su existencia como una estructura única, es discutida, ya que su localización puede variar de mujer a mujer, parece no existir en algunas mujeres, y se hipotetiza que puede ser una extensión del clítoris y por tanto la causa de los orgasmos vaginales.

Parto

 
El bebé debe pasar por la pelvis menor para salir al exterior.

La vagina proporciona un canal para que el recién nacido pueda salir y comenzar su vida independiente fuera del cuerpo de la madre. Cuando el parto se acerca, pueden tener lugar varios síntomas, incluyendo las contracciones de Braxton Hicks, una descarga vaginal, y la ruptura del saco amniótico (romper aguas). Cuando se rompen aguas, puede existir una inusual sensación húmeda en la vagina; esto podría ser una pequeña o irregular corriente de fluido de la vagina, o un chorro de fluido.

Cuando el cuerpo se prepara para el parto, la cérvix se reblandece, adelgaza, se mueve hacia delante para ponerse de frente, y puede comenzar a abrirse. Esto permite al feto acomodarse o "caer" dentro de la pelvis. Cuando el feto se acomoda, puede haber dolor en el nervio isquiático, un aumento de la descarga vaginal, y un aumento de la frecuencia urinaria. Aunque es más probable que estos síntomas tengan lugar cuando haya comenzado el proceso de parto en mujeres que ya han dado a luz anteriormente, pueden ocurrir de diez a catorce días aproximadamente antes del parto en mujeres que experimentan el proceso por primera vez.

El feto comienza a perder el soporte de la cérviz cuando las contracciones uterinas comienzan. Con la dilatación cervical alcanzando un diámetro de 10 centímetros para acomodar la cabeza del feto, la cabeza se mueve del útero hacia la vagina. La elasticidad de la vagina permite que se estreche varias veces su diámetro normal para poder dar a luz al bebé.

Normalmente los nacimientos son nacimientos vaginales con éxito, pero en ocasiones hay complicaciones y una mujer debe someterse a una cesárea en su lugar. La mucosa vaginal tiene una acumulación anormal de fluido (edema) y es muy fina, con poca rugosidad, un poco después del nacimiento. En aproximadamente unas tres semanas la mucosa se espesa y vuelve la rugosidad una vez los ovarios retoman su función habitual y se restaura el caudal de estrógeno. La apertura vaginal está abierta y relajada, hasta que vuelve a su estado pre-embarazo a las seis-ocho semanas del periodo que se inicia inmediatamente tras el parto (el periodo posparto); sin embargo, tendrá un tamaño mayor del que tenía anteriormente.