CEREBRO

El cerebro es el mayor órgano del sistema nervioso central y forma parte del centro de control de todo el cuerpo. También es responsable de la complejidad, el origen y funcionamiento del pensamiento, la memoria, las emociones, el habla y el lenguaje.

En los vertebrados el cerebro se encuentra ubicado en la cabeza, protegido por el cráneo y en cercanías de los aparatos sensoriales primarios del tacto, la visión, el oído, el olfato, el gusto y el sentido del equilibrio. Corresponde a la división anterior del encéfalo, el telencéfalo, que a su vez se divide en él.

Los cerebros son sumamente complejos. La complejidad de este órgano emerge por la naturaleza de la unidad que nutre su funcionamiento: la neurona. Estas se comunican entre sí por medio de largas fibras protoplasmáticas llamadas axones, que transmiten trenes de pulsos de señales denominados potenciales de acción a partes distantes del cerebro o del cuerpo depositándolas en células receptoras específicas.

Los cerebros controlan el comportamiento activando músculos, o produciendo la secreción de químicos tales como hormonas. Aun organismos unicelulares pueden ser capaces de obtener información de su medio ambiente y actuar en respuesta a ello.

En el caso de los vertebrados, la espina dorsal contiene los circuitos neuronales capaces de generar respuestas reflejas y patrones motores simples tales como los necesarios para nadar o caminar. Sin embargo, el comportamiento sofisticado basado en el procesamiento de señales sensitorias complejas requiere de las capacidades de integración de información con que cuenta un cerebro centralizado.

Partes del cerebro

  1. Corteza cerebral que incluye: lóbulo occipital (la visión), lóbulo parietal (órganos de la sensación y kinésicos), lóbulo temporal (audición y cerca al hipocampo el olfato), lóbulo frontal (el juicio, la percepción y la zona motora). Los lóbulos frontal, parietal y temporal se encargan del aprendizaje y todo el córtex se encarga del lenguaje.
  2. Cuerpo estriado
  3. Rinencéfalo

Morfología cerebral humana

 
Tallo y tálamo.

El cerebro humano cubre por la parte dorsal al cerebelo, estando separado de él por la tienda del mismo. Está dividido por la cisura interhemisférica en dos hemisferios unidos entre sí por las comisuras interhemisféricas y poseen en su interior los ventrículos laterales como cavidad ependimaria. Cada hemisferio posee varias cisuras que subdividen el córtex cerebral en lóbulos:

  • El lóbulo frontal está limitado por las cisuras de Silvio, de Rolando y la cisura subfrontal.
  • El lóbulo parietal está delimitado por delante por la cisura de Rolando, por debajo por la cisura de Silvio y por detrás por la cisura occipital; por dentro, por el surco subparietal. Se extiende en la cara externa del hemisferio, ocupando solo en una pequeña parte la cara interna.
  • El lóbulo occipital está limitado por las cisuras perpendicular externa e interna, por delante; no existe ningún límite en la cara interior del mismo. Se sitúa en la parte posterior del cerebro.
  • El lóbulo temporal está delimitado por la cisura de Silvio y se localiza en una posición lateral.

Aparte de estos cuatro lóbulos muy conocidos porque comparten los nombres de los cuatro huesos de la bóveda craneana, podemos encontrar tres lóbulos más (uno interno y dos inferiores), los cuales son:

  • Lóbulo de la Ínsula: este lóbulo se encuentra en la parte interna del cerebro; se puede observar abriendo la cisura de Silvio
  • Lóbulo Orbitofrontal: este lóbulo se encuentra inferior al lóbulo temporal, anterior al Quiasma óptico del Diencéfalo al lóbulo occipito-temporal y al rombo optopeduncular. En él descansa el nervio olfatorio formando un surco conocido como "surco olfatorio", dando origen a dos circunvoluciones (circunvolución olfatoria interna y externa). Externa a esta última se encuentra el surco cruciforme (en forma de "H") o surcos orbitarios formando circunvoluciones orbitarias
  • Lóbulo occipito-temporal: este lóbulo se forma como una continuación inferior del lóbulo temporal; se extiende desde la parte inferior de la tercera circunvolución temporal hasta el surco parahipocampal. Presenta tres surcos los cuales son: tercer surco temporal, surco colateral y surco parahipocampal, y a su vez presenta tres circunvoluciones las cuales son: tercera circunvolución temporal (parte inferior, cuarta circunvolución temporal y quinta circunvolución temporal o región parahipocampal. Esta última presenta en su parte más anterior una curvatura conocida como "huncus del hipocampo"

Aun cuando ambos hemisferios humanos son opuestos, no son la imagen geométrica invertida uno del otro. Desde un punto de vista puramente morfológico son asimétricos. Esta asimetría depende de una pauta de expresión génica también asimétrica durante el desarrollo embrionario del individuo, y no está presente en parientes cercanos en la filogenia al humano como puede ser el chimpancé. Por esta razón, el estudio de impresiones craneales de antepasados del género Homo tiene entre sus objetivos determinar la presencia o no de asimetría en el telencéfalo, puesto que es un rasgo de aumento de la especialización, de una capacidad cognitiva más compleja.

Las diferencias funcionales entre hemisferios son mínimas y solo en algunas pocas áreas se han podido encontrar diferencias en cuanto a funcionamiento, existiendo excepciones en personas que no se observaron diferencias. La diferencia de competencias entre los dos hemisferios cerebrales parece ser exclusiva del ser humano. Se ha dicho que el lenguaje y la lógica (las áreas actualmente más conocidas especializadas en el lenguaje son la Broca y la de Wernicke, aunque al hacer un proceso lingüístico es probable que todo el cerebro esté involucrado —casi indudablemente las áreas de la memoria participan en el proceso del lenguaje—, las áreas de Broca y de Wernicke se encuentran en la mayoría de los individuos en el hemisferio izquierdo; por su parte las áreas más involucradas en la lógica y actividades intelectuales se ubican principalmente en el córtex prefrontal, teniendo quizás las áreas temporales izquierdas gran importancia para procesos de análisis y síntesis como los que permiten hacer cálculos matemáticos) estas áreas dotan al individuo de mayor capacidad de adaptación al medio, pero con procesos de aprendizaje mucho más dilatados, y como tal más dependientes de sus progenitores durante la etapa de cría.

Funciones

El cerebro procesa la información sensorial, controla y coordina el movimiento, el comportamiento, los sentimientos y puede llegar a dar prioridad a las funciones corporales homeostáticas, como los latidos del corazón, la presión sanguínea, el balance de fluidos y la temperatura corporal. No obstante, el encargado de llevar el proceso automático es el bulbo raquídeo. El cerebro es responsable de la cognición, las emociones, la memoria y el aprendizaje.

La capacidad de procesamiento y almacenamiento de un cerebro humano estándar supera aun a las mejores computadoras hoy en día.

Hasta no hace muchos años, se pensaba que el cerebro tenía zonas exclusivas de funcionamiento hasta que por medio de imagenología se pudo determinar que cuando se realiza una función, el cerebro actúa de manera semejante a una orquesta sinfónica interactuando en varias áreas entre sí. Además se pudo establecer que, cuando un área cerebral es dañada, otra área puede realizar un reemplazo parcial de sus funciones.

Capacidades cognitivas

En los lóbulos parietales se desarrolla el sistema emocional y el sistema valorativo. El sistema emocional –aunque compromete a todo el cerebro, y en retroalimentación, a todo el cuerpo del individuo– se ubica principalmente en el área bastante arcaica llamada sistema límbico, dentro del sistema límbico las dos amígdalas cerebrales (situadas cada una detrás del ojo, a una profundidad de aproximadamente 5 cm), se focalizan las emociones básicas (temor, agresión, placer) que tenemos y que damos cuando algo o alguien interfiere en la actividad que esté haciendo en el exterior. Por otra parte está el sistema valorativo, este es la relación que existe entre los lóbulos prefrontales (que como su nombre lo indica está atrás de la frente) y las amígdalas cerebrales, esa relación "física" se llama hipocampo.

 
El putamen, estructura situada en el centro del cerebro, es uno de los tres núcleos basales del cerebro.

Cerebro y lenguaje

Aprender a escuchar sonidos, y ser capaces de repetirlos, ayudan a que la especie humana, y también la animal, evolucione y se mantenga subsistente en la Tierra. El sentido de la audición está presente y desarrollado en nosotros desde antes de nacer. El oído del bebé en el útero de la madre ya está en pleno funcionamiento, a diferencia de otros sentidos, como el de la vista, que no está aún desarrollado. Es gracias a este sentido como aprendemos desde muy pequeños a entender el mundo que nos rodea a través de los ruidos. Si desde bebés no escuchásemos hablar a nadie, no nos sería posible el aprender a hablar. Es por ello el sentido más importante en el desarrollo de nuestra experiencia vital y personal.

El cerebro humano es capaz de identificar tres características del lenguaje sonoro; una característica es el tono, todos somos capaces de diferenciar una voz grave de una aguda. Esto es porque estructuras como el cerebelo, el giro de Heschl, el giro frontal inferior, el área parietal, el área premotora y el área supratemporal, hacen una separación y por ello lo podemos distinguir. Otra característica es la armonía, con activaciones en la corteza frontolateral inferior y la ventral premotora. Y la última característica es la melodía, con activaciones en el giro temporal y el plano temporal.

El lóbulo temporal está inferiormente situado en la fisura lateral (FL). Presenta una superficie lateral y una basal. El giro temporal inferior se extiende hacia la parte basal. El área auditiva primaria (giro de Heschl) está situada en el borde superior del giro temporal superior. Por tanto, la percepción sonora del habla se produce en el giro de Heschl, en los hemisferios derecho e izquierdo. Esas informaciones se transfieren al área de Wernicke, la cual participa en la comprensión del lenguaje hablado y al lóbulo parietal inferior, que reconocen la segmentación fonemática de lo escuchado y, junto con la corteza prefrontal, interpretan esos sonidos. Para identificar el significado, contrastan esa información con la contenida en varias áreas del lóbulo temporal.

El área de Wernicke, se conoce así en honor al neurólogo que la describió por primera vez. Pero también se la conoce por otros nombres como; área del conocimiento, área interpretativa general, área de asociación terciaria. Está especialmente desarrollada en el hemisferio dominante para el lenguaje, que, generalmente suele ser el lado izquierdo. El desarrollo de esta área permite alcanzar niveles altos de comprensión y procesar la mayor parte de las funciones intelectuales del cerebro. Se encarga de la decodificación de lo oído y de la preparación de posibles respuestas. Es importante para la comprensión de palabras y en los discursos significativos.

Da paso después al área de Broca, también conocida como el área motora de las palabras, que se conecta con el área de Wernicke mediante el fascículo longitudinal superior. Se ubica en la corteza prefrontal, en la parte anterior de la porción inferior de la corteza motora primaria, cercana a la fisura lateral (FL). En la mayoría de los casos, es dominante en el lado izquierdo del cerebro. Su función es permitir la realización de los patrones motores para la expresión de las palabras, articulando el lenguaje hablado y también el escrito. Es la responsable de la formación de las palabras en la que se activa el accionamiento de los músculos fonadores, es decir laríngeos, respiratorios y de la boca, para asegurar la producción de sonidos articulados, lo que tiene lugar en el área motora primaria, de donde parten las órdenes a los músculos fonadores. Además se conecta con el área motora suplementaria, que tiene relación con la iniciación del habla.

Regeneración cerebral

El cerebro humano, en condiciones normales, puede generar nuevas neuronas. Estas nuevas células se producen en el hipocampo, región relacionada con la memoria y el aprendizaje. Las células madre, origen de esas neuronas, pueden constituir así una reserva potencial para la regeneración neuronal de un sistema nervioso dañado.

No obstante, la capacidad regenerativa del cerebro es escasa, en comparación con otros tejidos del organismo. Esto se debe a la escasez de esas células madre en el conjunto del sistema nervioso central y a la inhibición de la diferenciación neuronal por factores microambientales.

Recientes estudios apuntan hacia nuevas líneas de investigación, las cuales se basan en la observación de cerebros que han sufrido traumas y en el que se han encontrado neuronas donde debiera haber habido tejido cicatrizal. Ello apunta a que, dado el caso de necesitar las regiones dañadas, las células gliales debidamente estimuladas por las células T o timocitos, pudieran recibir la información que codifique un cambio en su estructura; llegando a transformarse en una neurona.

 

El cerebro en datos

  • La corteza cerebral del cerebro humano contiene aproximadamente 15.000 a 33.000 millones de neuronas dependiendo del género y la edad, cada una de las cuales se encuentra interconectadas hasta con 10.000 conexiones sinápticas. Cada milímetro cúbico de córtex cerebral contiene aproximadamente 1.000 millones de sinapsis.
  • Su superficie (la llamada corteza cerebral), si estuviera extendida, cubriría una superficie de 1800-2300 centímetros cuadrados.
  • Se estima que en el interior de la corteza cerebral hay unos 22 000 millones de neuronas, aunque hay estudios que llegan a reducir esa cifra a los 10.000 millones y otros a ampliarla hasta los 100.000 millones.
  • De todo el peso de nuestro cuerpo, el cerebro solo representa entre el 0,8 % y 2 % (aproximadamente entre 1300-1600 gramos).
  • El consumo de energía (en forma de oxígeno y glucosa) del cerebro con relación al resto del cuerpo es aproximadamente del 20 %, manteniéndose muy estable en torno a ese valor independientemente de la actividad corporal. El encéfalo humano adulto presenta una tasa metabólica para el oxígeno (TMEO2) promedio de 3.5 mL/100g de cerebro/min (49 mL/min para el cerebro completo), lo que representa el 20 % del consumo corporal total en reposo del O2 (Ganong, 2002. p. 670).
  • Por esta razón hay actividades incompatibles entre sí, pues el cerebro varía la cantidad de energía consumida con referencia al sistema circulatorio, y por consecuencia a la del resto del cuerpo. Por ejemplo, si se hace deporte y se queman 1500 calorías, el cerebro habrá consumido el 20%, del cual ha invertido en activar la región cerebral que controla la parte corporal que a su vez ejecuta las órdenes en las partes físicas que han interactuado con la actividad ordenada por el consciente.
  • Si se trata de estudiar mientras se hace deporte (por ejemplo), la misma energía que el cerebro debería estar empleando para esa actividad, la deriva a otras funciones relacionadas con el aprendizaje, concentración y atención.
  • Cuanto más se entrene en realizar varias actividades al mismo tiempo, menos energía empleará el cerebro en realizar esas mismas funciones en un futuro, pues no necesitará crear los enlaces sinápticos necesarios que le permiten ese tipo de "multitarea".
  • Diferentes regiones cerebrales entrando en juego con consumos paralelos mermaran la calidad de las actividades.
  • El cerebro no puede ni debe consumir más del 20 % de la energía general del cuerpo[cita requerida]. Es la cantidad que soporta el ser humano, más energía posiblemente desemboque en patologías mentales; menos energía causaría una desconexión inmediata de las partes menos representativas a la hora de conservar el estado homeostático (análogamente a lo que supondría enchufar un electrodoméstico cortocircuitado en su electrónica o sus componentes eléctricos, el cerebro que aumenta su consumo a más del 20 % tiene posiblemente un daño y el que lo disminuye, es que no le llega el aporte suficiente, el cerebro tiene un consumo nominal dependiente del trabajo a realizar).
  • Las mediciones de la densidad neuronal por unidad de volumen, hacen suponer que en un cerebro humano cuya capacidad oscila entre los 1100 y los 1500 cc, puedan contener un orden de unos 100 mil millones de neuronas, cada una de las cuales se interconecta con otras por un número de sinapsis que va de varios centenares a más de 20 000, formando una red estructural que es unas 100 veces más compleja que la red telefónica mundial. Por otro lado, se han registrado densidades más bajas, las cuales hacen suponer un recuento neuronal de unos 86 000 millones.
  • Toda experiencia sensorial, consciente o inconsciente, queda registrada en el aparato neuronal y podrá ser evocada posteriormente, si se dan ciertas condiciones propicias; y algo parecido sucede con nuestro conocimiento hereditario inconsciente que constituye una base de potencialidad aún mucho mayor (Popper, 1980, pp. 136-7).
  • Igualmente, la vastedad y los recursos de la mente son tan eficientes que el hombre puede elegir, en un instante dado, cada una de las 10.000.000.000 de oraciones diferentes de que dispone una lengua culta (Polanyi, 1969, p. 151.).
  • El registro fósil más antiguo (febrero de 2009) de un cerebro, se ha encontrado en cráneos de peces del género inioptengius que vivieron hace unos 300 millones de años.
  • El cerebro humano puede almacenar información que "llenaría unos veinte millones de volúmenes, como en las mayores bibliotecas del mundo" (Cosmos, por Carl Sagan, 1980, p. 278.).
  • "El cerebro del infante humano, a diferencia del de cualquier otro animal, se triplica en tamaño durante su primer año"(The universe Within, por Morton Hunt,1982, p. 44.).
  • El cerebro del hombre "está dotado de una potencialidad considerablemente mayor de la que se puede utilizar durante la vida de una persona" (Encyclopedia Britannica, 1976, Macropedia, tomo 12, p. 998.).

Cerebro humano e inteligencia artificial

Existe la tendencia a comparar al cerebro con los conductos electrónicos del hombre. No se debe hacer, pues se suele caer en demagogia e incluso, falacias argumentales. No existe base científica que logre demostrar sin margen de error que los datos de las comparaciones sean fiables al 100 %, por lo que esos estudios son estimaciones por comparación entre conceptos equivalentes. Si bien las equivalencias pueden llegar a satisfacer los requerimientos de ciertos científicos, ellos mismos reconocen sus límites a la hora de entender el funcionamiento exacto del cerebro.

En un pasado, la euforia de los ingenieros por los logros tecnológicos, les llevaron a comparar los procesos cerebrales con los electrónicos, estableciendo equivalencias. No obstante, los intereses económicos de empresas se valen de esos estudios para sus fines comerciales. Así, estos estudios siempre salen de la mano de algún ente privado, sin una concordancia con alguna universidad de prestigio que avale esos resultados. Tenemos el caso de la típica comparación que existe entre las memorias de ordenadores, así como de otros métodos de retener información, y la capacidad rememorativa del cerebro humano. La compañía Laboratorios de Tecnología Avanzada de la Corporación RCA ofrece estas comparaciones, según se publicaron en la revista Business Week: Por eso, con toda la tecnología humana existente, el cerebro humano todavía tiene una capacidad 10 veces mayor que lo que está almacenado en los Archivos Nacionales de Estados Unidos, 500 veces mayor que un sistema de memoria de un ordenador avanzado y 10 000 veces mayor que lo que está registrado en la Encyclopedia Britannica.

A diferencia de los ordenadores (lo que está en blanco permanece en blanco) el cerebro no pierde el tiempo ni desaprovecha las supuestas regiones 'no usadas'. Dada su gran capacidad de optimizar la energía, las neuronas siempre interaccionan para evitar un costo mayor, por lo que las regiones 'no usadas' pasan a convertirse en regiones poco optimizadas. Una neurona sin usar es más costosa de mantener que cuando esta se conecta a un entramado sináptico. Por ello, cuando una neurona queda aislada del resto, su tendencia es a morir, y no a quedar en blanco.

De esto se desprende los comportamientos curiosos de las personas cuando han de incorporar nuevos enlaces a sus esquemas sinápticos. Por ejemplo, tratar de hacer entender a una abuelita el funcionamiento de un cajero automático puede ser desesperante, sus facultades mentales están acostumbradas a tratar con personas, su optimización sináptica está adaptada a personas, no con máquinas; cambiar toda la inercia cerebral de un anciano que ha basado su experiencia bancaria a la comunicación humana, es muy costoso, la tendencia siempre será a ir a lo conocido. Ahora pongamos a un niño de 5 años frente a una máquina, suponiendo que en su corta vida solo haya jugado con juguetes tradicionales, el niño pronto aprenderá a entenderse con el constructo electrónico.

En el funcionamiento de un ordenador no se permite la modificación de los entramados electrónicos, por ser hardware. La gran ventaja del cerebro frente a un ordenador, no es la capacidad de almacenamiento ni de proceso de información, sino la de adaptación y constante búsqueda de la optimización de la energía por la modificación de su propio hardware.

En el campo de la inteligencia artificial existe una paradoja denominada paradoja de Moravec. Esta dicta que, de forma antiintuitiva, el pensamiento razonado humano requiere de poca computación, mientras que las habilidades sensoriales y motoras, no conscientes y compartidas con otros muchos animales, requieren de grandes esfuerzos computacionales. Este principio fue postulado por Hans Moravec y otros en la década de los 80. Como Moravec dijo: «es fácil comparativamente conseguir que las computadoras muestren capacidades similares a las de un humano adulto en tests de inteligencia, y difícil o imposible lograr que posean las habilidades perceptivas y motrices de un bebé de un año».

Nutrición para el cerebro

Según Vautrin D. (2008) para funcionar, el cerebro necesita que la sangre aporte energía (tal como el azúcar) y el oxígeno. Una alimentación compuesta por pocas grasas saturadas y colesterol, por grasas insaturadas (nueces, aceite de colza, pescado azul), fosfolípidos (lecitina), alimentos integrales, fibras y vitaminas (especialmente ácido fólico, vitaminas C, E y betacaroteno); minerales (hierro y zinc), antioxidantes (selenio); no solo puede ser aconsejable para mejorar la salud de las personas mayores, sino también para mejorar sus funciones cognitivas.

Es acertado decir que prácticamente en todos los alimentos encontramos materias primas que son importantes en los tejidos cerebrales, pero determinadas facultades mentales requieren mayor cantidad de ciertos nutrientes para una restauración.

Los elementos que nos hacen daño al organismo son las grasas saturadas, el azúcar concentrado, el alcohol y el tabaco o elementos tóxicos como por ejemplo los metales, debido a que afectan principalmente al cerebro y a casi todas sus funciones vitales, impidiendo los procesos que afectarán nuestra salud y circunstancias futuras.

Nutrición en el bebé

Según la OMS y la UNICEF «la leche humana es muy importante para un buen desarrollo inicial del cerebro porque contiene ácidos grasos esenciales, que son necesarios para el crecimiento cerebral, crecimiento de los ojos y para tener vasos sanguíneos saludables».

Sin embargo, muchos niños no son alimentados de la manera correcta. Por ejemplo, más de un tercio de niños menores de cinco años están desnutridos, ya sea desnutridos crónicos, agudos o deficientes en vitamina A, hierro y otros micronutrientes, que son fundamentales para el correcto desarrollo cerebral y su buen funcionamiento.

Entropía funcional del cerebro

Se ha estudiado que la entropía funcional del cerebro tiende aumentar conforme pasa la edad. Sin embargo, la entropía del cerebro entre hombres y mujeres varía y esta también depende de la edad de cada uno. La entropía funcional del cerebro de un bebé varón recién nacido tiene una media con un valor de 3.536 bits mientras que en una niña recién nacida es de 3.555 bits. Los cambios de las entropías funcionales cambian en los dos sexos: En los hombres, la entropía funcional incrementa a una tasa media de aproximadamente 0.0015 bits por año, pero en mujeres incrementa a una menor tasa media de 0.0011 bits por año. Cuando se llega a tener una edad de 50 años aproximadamente, la entropía del cerebro de un hombre es más alta que el de una mujer, entonces se dice que ocurre un crossover o un cruce entre las entropías funcionales de ambos sexos.

Se ha determinado la entropía funcional de diferentes regiones del cerebro utilizando correlaciones entre la actividad neuronal de estas regiones. No todas las regiones del cerebro tienen un aumento en la entropía; existen regiones donde la entropía funcional incrementa, en otras regiones decrece y en otras regiones se puede mantener constante. La entropía funcional de todo el cerebro incrementa con la edad pero existen regiones que decrecen, estos cambios son compatibles.

Utilizando un modelo computacional denominado Based on Difussion Tensor (DTI) se ha podido investigar los orígenes de la relación entre la entropía funcional y la edad. Existe una significante pérdida de número de neuronas con la edad y esto está acompañado por el número de receptor exitatorio que decrece con la edad. El sistema computacional DTI produce una entropía cerebral que decrece cuando las fuerzas de conexiones exitatorias y el número de neuronas en cada región del cerebro son simultáneamente reducidas.

Una manera de calcular la entropía del cerebro es con los coeficientes de correlación. Los coeficientes de correlación, que son considerados como una variable aleatoria que sigue una distribución de secuencia, generan una distribución de frecuencia. Se utiliza la dispersión o variabilidad de esta variable aleatoria para hacer una medición de la entropía funcional de la dinámica neuronal del cerebro. El incremento de entropía funcional se debe a que el valor de los coeficientes de correlación se mueven de un cero, es decir, cambian de 0 a otro valor.

Existen varios posibles fenómenos que pueden ocurrir alrededor de la edad de 50 años que pueden generar el ya mencionado crossover: a) La edad media donde se produce la menopausia es alrededor de los años 50. b) Un crossover ocurre en el incremento del conocimiento global y el decrecimiento de la velocidad de procesamiento y retención de memoria a largo plazo. c) La infelicidad de los seres humanos se suele dar alrededor de los 50 años; las personas a esa edad tienen más oportunidad de tener depresión.

El rango de la entropía funcional del cerebro en las mujeres es mucho más bajo que en los hombres. Esto puede ser debido a que el estrógeno protege a los cerebros de las mujeres, así reduciendo el riesgo de adquirir enfermedades como la enfermedad de Parkinson y mal de Alzheimer.