ALERTA MICROBIANA

Nuestro cuerpo está colonizado por una multitud de organismos que superan en número a nuestras propias células en una proporción de 1 a 10 (por fortuna, nuestras células son mucho más grandes, por lo que estos organismos no lo superan en peso). Estos 100 billones de criaturas invisibles, los microbios, habitan dentro y fuera de nuestro cuerpo, se desarrollan en la boca, nariz, orejas, intestinos, genitales y en cada centímetro de nuestra piel. Si pudieramos aislarlas a todas, llenarían un contenedor de casi 2 litros. Hasta el momento, los científicos han identificado unos 10.000 tipos de microbios, y, dado que cada microbio contiene su propio ADN, esta cifra se traduce en más de 8 millones de genes. Dicho de otro modo, por cada gen humano en nuestro cuerpo, hay al menos 360 genes microbianos. La mayoría de estos organismos viven en el tracto digestivo y, aunque incluyen hongos y virus, al parecer quienes dominan la escena y sustentan cualquier aspecto concebicle de nuestra salud son las bacterias. Y nosotros no solo interactuamos con estos organismos, sino también con su material genético.

A este complejo ecosistema que prospera en nuestro interior y a su huella genética le llamamos "microbioma" ("micro" por "pequeño" o "microscópico", y "bioma" por alusión a un conjunto natural de flora que ocupa un hábitat enorme; en este caso, el cuerpo humano).

Hoy en día es inegable que nuestros organismos intestinales participan en gran variedad de acciones fisiológicas, incluyendo el funcionamiento del sistema inmunitario, la desintoxicación, la inflamación, la producción de neurotransmisores y vitaminas, la absorción de nutrientes, las señales de apetito y satisfacción, y el uso de carbohidratos y grasas.

Todos estos procesos influyen en gran medida en si desarrollamos o no alergias, asma, TDAH, cáncer, diabetes o demencia. El microbioma afecta a nuestro estado de ánimo, deseo sexual, metabolismo, inmunidad, e incluso a nuestra percepción del mundo y la claridad con la que pensamos. Ayuda a determinar si somos delgados o gordos, enérgicos o letárgicos. En pocas palabras, todo lo relativo con nuestra salud -cómo nos sentimos tanto emocional como físicamente- depende del estado de nuestro microbioma.

¿Está sano y predominan en él las bacterias benéficas o está enfermo y lo controlan las bacterias dañinas?

En 2014, el National Institute of Mental Health, el instituto nacional de salud mental de Estados Unidos, invirtió más de un millón de dólares en un nuevo programa de investigación centrado en la conexión entre microbioma y cerebro.

NUTRIR NUESTRO MICROBIOMA PARA QUE SEA SALUDABLE ES MÁS FÁCIL DE LO QUE IMAGINAS.