EL ALCANCE DEL TDAH

FUENTE: "Alimenta tu cerebro"

El 85% de los fármacos prescritos para el TDAH se consumen en EEUU. Aunque los niños son los principales consumidores de estos medicamentos, últimamente se ha incrementado enormemente la cantidad de adultos que también los usan. El porcentaje de niños que los toman aumentó el 18% entre 2008 y 2012, pero durante ese período el porcentaje de adultos con seguro médico privado que los consumían se disparó un 53%.

El Dr. Perlmutter añade: "Me entristece saber que la multimillonaria industria de fármacos psicotrópicos se fundamenta en la idea de que la gente toma pastillas para tratar los síntomas, mientras que nadie presta atención a la causa subyacente. Por lo tanto, no existe un enfoque dirigido a la curación real o a averiguar la causa que ha originado la enfermedad, y mucho menos la intención de que la gente deje de tomar estos medicamentos".

Quizá no hay mejor forma de comprender la relación entre un sistema digestivo irrtable y una mente inestable que imaginando a un grupo específico de personas: niños con TDAH.

Hoy en día, a más del 11% de los niños entre 4 y 7 años dse les ha diagnosticado TDAH, y 2/3 de estos niños toman medicamentos. ¡Es abrumador!.

En la página web de los Centers for Disease Control and Prevention, la sección principal sobre TDAH incluye datos sobre los síntomas y el diagnóstico, y de ahí se pasa directamente a las opciones de tratamiento, ninguna de las cuales contempla un protocolo alimenticio. Tampoco se menciona una sola vez la prevención.

¿Por qué en las culturas occidentales hay tantos casos de niños con déficit de atención, dificultades de aprendizaje y problemas para controlar la impulsividad?

Datos recientes y aterradores revelan que más de 10.000 niños estadounidenses (de entre 2 y 3 años) están recibiendo medicamentos para el TDAH. Tratar a los niños de tan corta edad con fármacos va totalmente en contra de las normas pediátricas establecidad, y apenas hay evidencia de los efectos que tienen estos potentes medicamentos en un cerebro en desarrollo.

En EEUU, fármacos como "metilfenidato o fenetilamina" (medicamentos estimulantes) se suelen prescribir basicamente a niños de bajos recursos.

Fármacos como la "atomoxetina" tienen su propia remesa de efectos secundarios indeseables (mareos, falta de energía, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, cólicos, problemas para dormir, boca seca, etc.). Y más allá de los efectos secundarios, las investigaciones muestran que este medicamento estimula la expresión de 114 genes, mientras que silencia 11. Aun así se sigue recetando.