RESTABLECE TU FLORA Y SÉ FELIZ

FUENTE: "Alimenta tu cerebro"

En 2011, un estudio realizado en la Universidad McMaster, en Ontario, Canadá, fue uno de los primeros en demostrar que el intestino se comunica con el cerebro e influye en el comportamiento. En esta investigación, los científicos compararon el comportamiento de ratones cuyos intestinos habían sido vaciados de microbios con el de ratones normales. Los ratones libres de bacterias no solo mostraban mayor temeridad, sino que también presentaban niveles más elevados de cortisol -la hormona del estrés- y menores de FNDC. Desde hace mucho, estos últimos se asocian con la ansiedad y la depresión en humanos.

Un equipo de investigadores de UCLA, la Universidad de california, Los Angeles, realizó un ingenioso experimento en 2013, publicado también en Gastroenterology, que generó las primeras evidencias de que las bacterias benéficas que se consumen a través de los alimentos son capaces de afectar la función cerebral en humanos. Aunque se trataba de un estudio pequeño, hizo que la comunidad médica reflexionase, ya que mostraba cómo pequeños cambios en la flora intestinal afectan la forma en la que un individuo percibe el mundo.

El investigador en jefe del estudio, el doctor Emeran Mayer, profesor de medicina, fisiología y psiquiatría, aclaró a la perfección las implicaciones de estos hallazgos en un comunicado de prensa de la UCLA: "El conocimiento de que las señales se envían del intestino al cerebro y de que pueden ser moduladas por cambios alimenticios podría derivar en una expansión de la investigación científica destinada a encontrar nuevas estrategias para prevenir o tratar trastornos digestivos, mentales y neurológicos".

Y más adelante expuso el eje de sus conclusiones: "Hay estudios que demuestran que lo que comemos altera potencialmente la composición y los productos de la flora intestinal; en particular, que la gente con dietas altas en verduras y basadas en fibras tienen una composición de la microbiota, o del ambiente intestinal, distinta de la gente con dietas más típicas occidentales que son altas en grasas y carbohidratos... Ahora sabemos que esto afecta no solo al metabolismo, sino también a la función cerebral".

Ahora sabemos que lo que ingerimos y lo que damos de comer a las bacterias de nuestro intestino afectan sin duda a la funcionalidad de nuestro cerebro.