EL OMEGA-3

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Quizá no haya otra molécula estimuladora del cerebro que esté recibiendo tanta atención en las últimas fechas como el ácido docosahexaenoico (DHA).

DHA

Durante décadas, los científicos se han dedicado a estudiar intensamente este vital ácido graso por al menos tres motivos:

PRIMER MOTIVO: Porque más de dos terceras partes del peso en seco del cerebro humano es grasa y porque un cuarto de esa grasa es DHA. En términos estructurales, el DHA es un ladrillo importante para las membranas que rodean las neuronas y sobre todo las sinapsis, las cuales son la base de una función cerebral eficiente.

SEGUNDO MOTIVO: Porque el DHA es un importante regulador de la inflamación que de forma natural reduce la actividad de la enzima COX-2, la cual activa la producción de sustancias inflamatorias dañinas. De alguna manera, el DHA también actúa como guerrero cuando entra en territorios hostiles provocados por la mala alimentación, dado que es capaz de combatir la inflamación cuando se desata una guerra en el recubrimiento intestinal de una persona intolerante al gluten. Asimismo, puede bloquear los efectos dañinos de una dieta alta en azúcares, sobre todo en fructosa, y ayuda a prevenir disfunciones metabólicas en el cerebro que pueden ser ocasionadas por un consumo excesivo de carbohidratos.

TERCER MOTIVO: Y quizá la más emocionante actividad del DHA es el papel que desempaña en la regulación de la expresión genética para la producción de BDNF. En términos simples, el DHA ayuda a orquestar la producción, conexión y viabilidad de las neuronas, al mismo tiempo que mejora su función.

En un ensayo intervencionista doble ciego completado hace poco y conocido en inglés como MIDAS (mejoría de la memoria en el estudio del DHA), a un grupo de 485 individuos con una edad promedio de 70 años y que tenían problemas leves de memoria se les administró durante seis meses un suplemento que contenía DHA proveniente de algas marinas o un placebo. Al final del estudio, no solo se duplicaron los niveles de DHA en la sangre en el grupo que recibió el suplemento, sino que además los efectos que eso tuvo en la función cerebral se revelaron excepcionales. La investigadora en jefe, la doctora Karin Yurko-Mauro, comentó al respecto: "En nuestro estudio, la gente saludable con mala memoria y que consumió cápsulas de DHA durante 6 meses redujo casi al doble los errores cometidos en una prueba que mide el aprendizaje y la memoria en comparación con quienes tomaron el placebo... El beneficio equivale en términos generales a tener las habilidades de aprendizaje y de memoria de alguien 3 años más joven".

Otro estudio realizado en 815 individuos de entre 65 y 94 años concluyó que quienes consumían las mayores cantidades de DHA reducían en un impresionante 60% el riesgo de desarrollar Alzheimer. Este nivel de protección deja muy por debajo a otros ácidos grasos populares, como el EPA y el ácido linoléico. El estudio del Corazón de Framingham también señaló su magnífico efecto protector. Cuando los investigadores compararon los niveles de DHA en sangre en 899 hombres y mujeres a lo largo de un período de casi 10 años, durante el cual algunas personas desarrollaron demencia y Alzheimer, calcularon que había un 47% menos posibilidades de llegar a ese diagnóstico entre quienes mantenían los mayores niveles de DHA en la sangre. También descubrieron que consumir más de 2 raciones de pescado a la semana se asocia con una incidencia un 59% menor de Alzheimer.

¿Cómo podemos aumentar los niveles de DHA?

Nuestro cuerpo lo produce en pequeñas cantidades y podemos sintetizarlo a partir de alimentos con ácido graso omega-3 alfa-linoléico. No obstante, es difícil obtener todo el DHA que necesitamos de lo que comemos, y no podemos confiar solo en nuestra propia producción natural. Necesitamos al menos entre 200 y 300 mg al día, pero la mayoría de la gente consume menos del 25% de este objetivo, y sin duda no le vendría mal rebasar ese mínimo.