ALZHEIMER

ALZHEIMER

Enfermedad mental progresiva que se caracteriza por una degeneración de las células nerviosas del cerebro y una disminución de la masa cerebral; las manifestaciones básicas son la pérdida de memoria, la desorientación temporal y espacial y el deterioro intelectual y personal.

Origen: derivado del apellido de su descubridor, el neurólogo alemán Alois Alzheimer (1864-1915).
En el otoño de 2012, un informe publicado en Journal of Alzheimer's Disease presentó una investigación de la Clínica Mayo que revelaba que los ancianos que llevan una dieta alta en carbohidratos tienen casi 4 veces más posibilidades de desarrollar un deterioro cognitivo leve (DCL), el cual suele considerarse precursor del Alzheimer.
Los síntomas de DCL incluyen problemas de memoria, lenguaje, pensamiento y juicio. Este estudio en particular descubrió que quienes llevaban dietas altas en grasas saludables tenían un 42% menos de probabilidades de padecer un deterioro cognitivo y que quienes llevaban una dieta alta en proteína (proveniente de fuentes saludables como el pollo de calidad, la ternera de pasto y el pescado libre) tenían un 21% menos de riesgo.
En 2007, la revista Neurology publicó un estudio en el que participaron más de ocho mil personas de 65 años en adelante con función cerebral normal. El estudio les dio seguimiento durante 4 años; en ese tiempo 280 de ellas desarrollaron una forma de demencia (a la mayoría de esas 280 se les diagnosticó Alzheimer). Los investigadores intentaron identificar patrones en los hábitos alimentarios, centrándose sobre todo en el consumo de pescado, el cual contiene muchas grasas Omega-3 que son saludables tanto para el cerebro como para el corazón. En el caso de las personas que jamás consumían pescado, el riesgo de desarrollar demencia o Alzheimer durante el período de seguimiento de 4 años se incrementó en un 37%, mientras que aquellas que consumían pescado a diario tenían un 44% menos de riesgo de desarrollar dichas enfermedades. Los consumidores habituales de mantequilla no mostraban cambios significativos en su tasa de riesgo de desarrollar demencia o Alzheimer, pero quienes consumían con regularidad aceites ricos en Omega-3, como aceite de oliva, de linaza y de nuez, tenían un 60% menos de riesgo de desarrollar demencia que quienes no consumían dichos aceites con frecuencia.