PRESENTACIÓN DE NUESTRA MICROFLORA

Siempre se nos ha dicho que las bacterias son agentes mortíferos. Es decir, sabemos que la peste bubónica arrasó con casi una tercera parte de la población europea entre 1347 y 1352, y que hay ciertas infecciones bacterianas que se siguen cobrando vidas en la actualidad. Pero ha llegado la hora de aceptar con gusto el otro papel que desempeñan las bacterias en nuestras vidas, pues algunas de ellas no solo no son dañinas, sino que incluso son fundamentales para el buen funcionamiento de nuestro organismo.

No se sabía que las bacterias existían hasta que a finales del siglo XVII el comerciante y científico holandés Anton van Leeuwenhoek observó su propia placa dental a través de un microscopio casero y espió el mundo oculto de lo que llamaba "animálculos". Hoy en día se le considera el padre de la microbiología.

En el siglo XIX, fue el biólogo y acreedor del Premio Nobel de origen ruso Élie Metchnikoff quien estableció un vínculo directo y sorprendente entre la longevidad humana y el equilibrio saludable de bacterias en el cuerpo, y quien también confirmó que "la muerte empieza en el colon".

La investigación científica le ha dado más y más credibilidad a la idea de que hasta un 90% de las enfermedades pueden deberse a problemas del tracto gastrointestinal.

Fue Metchnikoff quien asimismo dijo que las bacterias buenas deben sobrepasar en número a las bacterias malas. Si Metchnikoff estuviera vivo, formaría parte de la próxima revolución médica que él mismo intentó iniciar en el siglo XIX. Y le encantaría saber que ya está en marcha.